Las estrategias integradas, cuando se adaptan al contexto local, pueden transformar regiones donde la salud oportuna hoy es una excepción. (Fuente: Agencia Andina)
“El mundo que queremos es una enorme responsabilidad.”
– Paul Polman
No es lo mismo enfermar en Lima que en Moquegua. Menos si se trata de una enfermedad rara o un cáncer. La brecha en salud es enorme y, muchas veces, silenciosa. En teoría, todos deberíamos tener acceso a un diagnóstico temprano, a un tratamiento oportuno, a no cargar solos con una enfermedad que no elegimos. Pero en la práctica, no todos llegamos a tiempo.
En el Perú, el acceso a la salud depende de dónde vives, del sistema al que perteneces y de qué tan rápido puedes conseguir cita para atención especializada si tienes una enfermedad compleja. En cáncer de mama, puede ser la diferencia entre un pronóstico curativo o uno terminal. En enfermedades raras, entre saber qué te afecta -o a un hijo- o pasar años sin respuesta, acumulando frustración y soledad.
Pero experiencias concretas en otros países muestran que otra realidad es posible. Y que cuando distintos actores se involucran -desde el sector privado hasta las comunidades-, las cosas pueden cambiar.
En Colombia, con apoyo de gremios médicos y empresas, se crearon Consultorios Rosados para diagnosticar cáncer de mama en mujeres con poco acceso a salud. En Cali, estos consultorios han brindado atención integral, logrando reducir significativamente el tiempo de diagnóstico a menos de 30 días. Un ejemplo de cómo, con voluntad y coordinación, se pueden cerrar brechas que antes parecían inalcanzables.
En España, alianzas entre organizaciones de pacientes, profesionales de salud y actores privados han facilitado el diagnóstico temprano de enfermedades raras. Campañas, tamizajes y mejoras en las rutas de atención han permitido obtener respuestas más rápidas, evitando años de incertidumbre.
Una mujer en zona rural con acceso a una campaña puede recibir atención oportuna y cambiar su pronóstico. Lo mismo ocurre con niñas y niños con enfermedades raras: cuando hay estrategias que se atreven a ir más lejos, las posibilidades de una vida con salud aumentan. La diferencia está en llegar a tiempo.
¿Y si adaptamos experiencias así a nuestras propias regiones, desde Puno hasta Cajamarca, donde llegar a tiempo aún es la excepción? Es un desafío tan urgente que ha sido reconocido como parte del Objetivo de Desarrollo Sostenible 3: garantizar salud y bienestar para todos. Un llamado que también interpela a quienes pueden tender puentes donde las brechas persisten.
Universidades, ONGs, centros de salud y empresas somos parte de esa solución. No por obligación. No por imagen. Sino porque muchas veces cerrar una brecha no requiere grandes obras. Basta con acortar la espera. Con llegar a tiempo.
Porque cuando se llega a tiempo, se salva más que una vida. Se reafirma algo esencial: que todas las vidas valen lo mismo. Porque “Yo no soy igual a ti, ni tú a él, ni él a mí… pero estamos hechos de lo mismo… yo soy otro tú” (La Mente).