Durante el verdor estacional de las lomas de invierno, la Flor de Amancay aparece como un elemento distintivo del paisaje limeño. Su presencia ha sido reconocida históricamente como parte de la identidad natural de la ciudad, reflejando la importancia de conservar estos ecosistemas únicos.
Hoy, a través de una Área de Conservación Privada (ACP), se pretende ponerla en valor al crear un santuario en su honor, por eso, en esta edición entrevistamos a Pedro Gamboa Moquillaza, director de Conservación y Articulación Social de la Asociación UNACEM, para que nos cuente sobre el Santuario de Amancay ubicado en el distrito de Pachacámac (Lima).

Entrevistado: Pedro Gamboa Moquillaza
Director de Conservación de UNACEM y exjefe de SERNANP.
¿Qué importancia tienen las lomas como ecosistema para la costa peruana?
El ecosistema de lomas es propio de la costa peruana y existe únicamente desde Piura hasta Tacna, concentrando el 65% de las lomas, además de presentarse también en Chile. Es un ecosistema estacional: durante el invierno se transforma en un verdor increíble y en verano se vuelve un desierto total. Esta característica ha generado que, por años, sea objeto de invasiones, ya que se percibe como tierra productiva sin uso aparente.
Es importante conservar este ecosistema por los diversos servicios que brinda: aire puro, bienestar general mediante el ecoturismo y actividades deportivas de aventura. Por eso, en UNACEM Perú hemos apostado por su conservación.
¿Qué es el Santuario de Amancay? ¿Cómo y por qué nace?
El Santuario de Amancay fue reconocido como Área de Conservación Privada (ACP) en 2021, aunque desde el año 2000 la empresa ya venía conservando este espacio. Inicialmente eran solo 70 hectáreas, consideradas el corazón del Santuario. En 2021 se logró el reconocimiento formal como ACP, ampliando el área a 787.82 hectáreas, es decir, once veces más.
Este compromiso es voluntario, pero implica responsabilidades: no se permite ningún tipo de aprovechamiento de recursos no renovables, ni extracción de materiales. También exige la promoción de investigación, educación, cultura y actividades vinculadas al desarrollo sostenible. El SERNANP nos supervisa anualmente y cada cinco años realiza una verificación presencial. Si no cumplimos los compromisos, el Ministerio del Ambiente puede retirarnos el reconocimiento.
Creemos que estamos haciendo las cosas bien. Demostramos que una actividad extractiva formal y responsable, tanto ambiental como socialmente, puede convivir con la conservación. Cuando finalice la operación de la cantera contigua al Santuario, esperamos restituir ese espacio a su estado original y convertir al Santuario en un laboratorio vivo para la restauración ecológica.
¿Cuál es la mejor temporada para visitar y qué especies destacan en el Santuario?
Depende del enfoque. Para los biólogos, cualquier época del año es interesante. Para el público en general, la temporada de junio llama mucho la atención, cuando florece la Flor de Amancay, emblemática de Lima. Este año, se ha registrado su mayor densidad: 17 metros cuadrados cubiertos por esta flor en el corazón del Santuario. A inicios de julio aparecen otras especies como begonias.
Cabe resaltar que el Amancay está catalogado como vulnerable. Si no se conserva, puede pasar a estar en peligro o en riesgo de extinción.
En cuanto a la fauna, mediante cámaras trampa hemos identificado especies como el gato del pajonal (de avistamiento muy poco común), dos zorros costeños, vizcachas, lechuzas y una variedad significativa de fauna propia del ecosistema de lomas.
«Queremos que el Santuario se convierta en un modelo referente de conservación, y desde el Grupo UNACEM estamos demostrando que es posible lograrlo.»
¿Qué ofrece esta área de conservación privada a sus visitantes?
El Santuario tiene un fuerte enfoque en investigación. Buscamos atraer a estudiantes de maestría o doctorado para que realicen sus tesis aquí. Por ello, tenemos alianzas con universidades como la Científica del Sur, la Agraria La Molina, la UPC y San Ignacio de Loyola. Incluso proyectamos instalar habitaciones para investigadores y desarrollar un banco de semillas para repoblar las lomas.
En educación, trabajamos con colegios nacionales para sensibilizar a los alumnos mediante experiencias vivenciales. Usamos herramientas lúdicas como el cuento “Amancay, sol del corazón”. A nivel cultural, protegemos el sitio arqueológico Viejo Pucará, que sirvió como punto logístico del Santuario de Pachacámac. Conservamos este espacio en alianza con la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) desde hace más de 30 años.
También promovemos el deporte, como el ciclismo de montaña, actividad que dinamiza el desarrollo local. Todas las actividades contratadas en el Santuario se realizan con mano de obra local, y se capacita a vecinos para que puedan proveer diversos servicios como alimentación.
¿Cuáles son los principales riesgos para las lomas en Lima?
Los principales riesgos son el crecimiento desordenado de la población y las actividades informales. Durante el verano, cuando las lomas se ven como desiertos improductivos, aumentan las invasiones. Desde UNACEM buscamos conservar un espacio seguro frente a esta amenaza.
En cuanto a la informalidad, todavía existen actividades mineras que no cumplen ningún tipo de regulación ni compromisos ambientales, afectando seriamente el ecosistema.
¿Qué indicadores de impacto positivo respaldan el valor del Santuario?
Hemos sensibilizado y acercado al Santuario a 68 instituciones educativas, lo que representa un promedio de 19,000 personas desde 2022. De ellas, 4,500 han participado en visitas de campo. También llevamos obras de teatro a las escuelas.
Además, hemos logrado capacitar a unos 3,000 niños a través del programa “Mini arqueólogos” junto con la PUCP. En deporte, más de 14,000 deportistas han participado en las 22 competencias organizadas desde 2023, todas con enfoque ambiental.
Este año, seremos sede de un campeonato internacional de ciclismo de montaña. Actualmente, trabajamos con más de 15 negocios locales, beneficiando directamente a 35 familias de la zona.
Queremos que el Santuario se convierta en un modelo referente de conservación, y desde el Grupo UNACEM estamos demostrando que es posible lograrlo.
¿Esta iniciativa contempla la captura de carbono y medidas de mitigación ambiental?
Dado que el ecosistema de lomas no posee mucha cobertura forestal y su vegetación es mayormente arbustiva, su capacidad de captura de carbono es reducida. Sin embargo, estamos evaluando mecanismos de compensación para que los eventos organizados aquí sean carbono neutro.
Asimismo, promovemos buenas prácticas ambientales: por ejemplo, sugerimos evitar el ingreso con botellas plásticas al Santuario.
¿Cómo se planea asegurar la sostenibilidad económica del Santuario?
Actualmente, la empresa UNACEM financia su operación. No obstante, trabajamos en un plan de negocios para incluir zonas de camping sostenibles, utilizando tecnologías limpias como paneles solares.
En 2026, esperamos implementar un sistema de aportes de los visitantes para cubrir los gastos de operación. Además, buscamos que el Santuario se incorpore en el plan turístico distrital de Pachacámac en coordinación con la municipalidad.
¿Qué se necesita para visitar el Santuario de Amancay?
Nuestro enfoque es garantizar que la visita tenga el menor impacto posible. Por ello, cada visitante debe contar con un orientador local capacitado en turismo y primeros auxilios.
Para coordinar una visita, se debe registrar a través del Instagram oficial: www.instagram.com/santuario.amancay. Una vez registrado, se asigna un orientador que guía un recorrido de aproximadamente 4 horas. El único pago corresponde al servicio del orientador.
Invitamos a todos los limeños y visitantes de otras regiones a conocer el Santuario y ser testigos de la belleza de la flor de Lima, que tanto cuidamos y preservamos.
